mardi 28 août 2012

LETTRE DE LA PIC, CELENDIN


Lettre de la PIC, Plateforme Inter-institutionnelle Célendine, demandant l'aide du Comité de Solidarité avec Cajamarca en France.


Celendin, 10 août 2012

Au Comité de Solidarité avec Cajamarca en France


Mesdames, Messieurs,
Par la présente, nous vous faisons parvenir, au nom des organisations qui composent la Plateforme Inter-institutionnelle Célendine (PIC), nos salutations fraternelles ainsi que notre reconnaissance et nos remerciements pour le travail important réalisé et pour votre solidarité avec la lutte du peuple « cajamarquino ».

Comme vous le savez, notre Province de Celendin livre une lutte héroïque pour la défense de ses lacs d'altitude, qui constituent la principale source de ressources hydriques de notre région et qui garantissent la subsistance de nos communautés. Cette lutte historique de résistance pacifique d'une durée de dix mois, a entraîné , pour le peuple de Celendin, une violente répression de la part des forces armées (armée péruvienne et police nationale) et beaucoup de victimes.
Pendant les évènements de novembre 2011, 19 compagnons ont été blessés, dont l'un est demeuré paraplégique et, le 3 juillet dernier, nous avons eu quatre compagnons tués, 35 compagnons blessés, 19 compagnons traduits devant le tribunal de Chiclayo avec un procès pénal. La répression et l'intimidation se traduisent également par la persécution et la criminalisation à travers plusieurs procédures pénales de tous les compagnons de la PIC.

Cette lutte totalement inégale, face à l'entreprise minière, au gouvernement et à la presse « vendue », nous avons réussi à la livrer grâce à l'unité, à l'organisation et au courage du peuple de Cajamarca ; cependant, les faits précédemment relatés ajoutés à la mobilisation permanente de nos organisations, se sont traduits par une dépense énorme surtout économique : toutes nos actions de lutte qui ont été et continent d'être autofinancées, dépassent notre capacité ; il 'agit en effet d' assumer les dépenses des blessés qui ont besoin d'interventions chirurgicales très coûteuses, l'appui aux orphelins en extrême pauvreté et l'assistance psychologique de beaucoup d'habitants qui ont souffert, en première ligne, les faits sanglants du 3 juillet dernier.

Pour cette raison, chers frères, nous en appelons à votre esprit solidaire et sollicitons un appui économique pour nos frères victimes de la violente répression du gouvernement et de l'entreprise minière.

Avec nos salutations distinguées,


Milton Sánchez Cubas (Secrétaire général, PIC)
Nicanor Alvarado (Relations internationales, PIC)


La lutte en Celendín a eu un solde tragique : quatre morts, 19 blesses, dizaines de persecutes.



lundi 27 août 2012

CARTA ABIERTA A OLLANTA HUMALA

Esta carta la envíe el pasado 7 de agosto a la redacción de un importante diario limeño, La República, cuyo editor de la página de Opinión finalmente la publicó, muy recortada, en la sección Lectores. La pongo pues ahora, íntegra, en conocimiento de mis amigos y de los lectores en general. En algunas circunstancias, expresar los puntos de vista de uno sobre la marcha política del país es una necesidad; en este caso, hablarle con claridad al presidente Humala es, para mí, una obligación moral. (Tomado del blog CazaSutil, de Alfredo Pita)
Sobre esta carta, el diario limeño La Primera ha publicado una entrevista al autor: Un deber moral.


UNA CARTA IMPOSTERGABLE
AL PRESIDENTE DEL PERÚ


Señor Presidente:

El 3 de julio pasado, la Policía Nacional y soldados del Ejército Peruano dispararon sus armas de guerra contra simples manifestantes en Celendín, Cajamarca, mi ciudad natal. El tiroteo criminal y selectivo dejó un saldo de cuatro muertos, entre ellos un adolescente, y decenas de heridos. Un quinto cajamarquino fue asesinado el mismo día, en Bambamarca, también a balazos, por la policía. Y un mes después, su gobierno, comandante Humala, ha prorrogado el estado de emergencia, mejor dicho las condiciones para que baños de sangre como estos se repitan impunemente.

Con los hechos del 3 de julio culminó una ola de violencia y agresión sin precedentes, contra la población de Cajamarca, por parte de la policía y la tropa que su gobierno ha enviado a la región para militarizarla e intimidar a los habitantes que se oponen a la devastadora minería que practica Yanacocha en la zona. “¿Por qué nos tratan así?”, imploró una humilde madre cajamarquina en una manifestación, en medio de una lluvia de balazos, culatazos, patadas y puñetes policiales. “¡Porque son perros, pues, conchetumadre!”, ladró con odio y rabia el uniformado que la atacaba. Desde entonces flotan en mi espíritu preguntas que me hubiera gustado hacerle en persona, comandante Humala: ¿Esa es la consideración que le merece a su gobierno la inmensa mayoría de peruanos? ¿Esas son las consignas que el poder ha dado a nuestros soldados y policías para que traten con sus hermanos? ¿Quién les ordenó atacar y matar de ese modo?
A la tragedia se suma una ironía cruel. Un año atrás, esos muertos, heridos y golpeados en su inmensa mayoría habían votado por usted, para que sea Presidente del Perú. Votaron por usted y por la esperanza, por la promesa que usted lanzó, libre y voluntariamente, en plazas y tribunas, de que los defendería, de que impediría que continúe el imperio de la minería salvaje y sus macabras prácticas, que incluyen la intimidación sangrienta, la violencia y la corrupción. Las víctimas han sido, pues, víctimas de quien creían su salvador.
Me hubiera gustado escribirle, señor Presidente, para saludarlo y felicitarlo por el primer año de su gobierno y por el cumplimiento estricto del programa que prometió a sus electores, a nuestro país, pero, ya ve, esto me es imposible. Aunque debo confesarle que abrigaba la esperanza de que en su reciente Mensaje a la Nación no sólo nos explicara las equívocas, erráticas y continuistas políticas que su gobierno aplica desde que llegó al poder, sino también, y sobre todo, que diera una explicación coherente y pidiera perdón a Cajamarca —anunciando sanciones— por los crímenes de Celendín y Bambamarca, hechos bárbaros e inimaginables en cualquier sociedad civilizada. Por eso esperé hasta el último día de julio y aun la primera semana de agosto, a la espera de una saludable rectificación. Nada de esto llegó.
Si usted y su gobierno creen que Cajamarca es un rincón perdido del país al que se puede humillar y despreciar impunemente están cometiendo otra trágica equivocación. Al respecto tal vez debo recordarle que en el pasado ya fuimos ocupados militarmente en dos ocasiones: en 1882, durante la guerra con Chile, y en 1932, después la revolución de Trujillo. En el primer caso, usted, como buen conocedor de nuestra historia, sabe que Cajamarca dio la última batalla victoriosa de los peruanos frente al ejército invasor chileno, que los jóvenes colegiales cajamarquinos, encabezados por Gregorio Pita, José Manuel Quiroz y Enrique Villanueva, dieron su vida en San Pablo en defensa de su tierra, sus ideales y su patria. Nada de eso está olvidado. Y en 1932, arriesgando mucho, los celendinos protegieron a los revolucionarios perseguidos y salvaron la vida, entre otros, del escritor Ciro Alegría, que iba a ser fusilado por los esbirros de la dictadura. Cajamarca sabe pues resistir y tiene de donde inspirarse.
He dudado antes de enviarle esta carta abierta, consciente de que el género epistolar ha perdido vigencia. Las circunstancias peruanas, y en particular las cajamarquinas, por la evidente voluntad de su gobierno de imponer el proyecto minero Conga, ilegal desde su raíz, hacen sin embargo este envío urgente e impostergable. Es obvio que si no hay una rectificación urgente de su gobierno en el actual conflicto, los costos, en todos los planos, para el Perú y Cajamarca, serán elevados y terribles. Le ruego por lo tanto que reflexione al respecto y vuelva a su programa original de gobierno. Es la única salida. Nadie le pide que haga la revolución, sólo que cumpla honestamente con su palabra y vuelva a su programa de transformación verdadera que un centenar de escritores e intelectuales avalamos y respaldamos, refrendándolo como garantes. El pueblo peruano le ha dado un mandato sagrado que no debe ser traicionado.
A estas alturas, señor Presidente, no me queda sino pedirle que reflexione sobre lo que implicará para usted y para su gobierno su obstinación por imponer un proyecto que la mayoría de la población de Cajamarca aborrece intensa y documentadamente, no por odio cerril a la modernidad ni al desarrollo como creen algunos maliciosos e interesados, sino porque la experiencia le ha hecho descubrir hasta la saciedad lo que los ecologistas de todo el mundo saben ahora: que el ultraextractivismo minero devasta el planeta y mata la vida. Usted está en el centro de una página decisiva de la Historia del Perú. Usted elige cómo quedará registrado en ella para siempre.

Atentamente,



Alfredo Pita

París, 5 de agosto de 2012.