LOS GUARDIANES DE LAS LAGUNAS NECESITAN SOLIDARIDAD EFECTIVA
Por Manuel Guerra
Hace unos días, Francoise Chambeu –una consecuente activista francesa defensora del medio ambiente y los derechos humanos–, que había viajado hasta Cajamarca y visitado las lagunas amenazadas por el proyecto Conga, me expresó su preocupación por las difíciles condiciones en que los ronderos y ronderas ejercían la vigilancia de sus fuentes de agua. A una altura de 4,200 metros sobre el nivel del mar, cobijados bajo unos retazos de plásticos y con una alimentación precaria, estos heroicos guardianes se pasan día y noche soportando la inclemencia del clima, hostigados permanentemente por la policía y las bandas armadas al servicio de Yanacocha.
Realmente es una resistencia heroica. Muchos de esos ronderos vienen siendo amenazados de muerte, están sometidos a juicios y tienen que acudir con frecuencia a las citaciones en las cortes; han sido duramente reprimidos, recibido golpizas, e incluso algunos han sido asesinados. Han tenido que abandonar sus chacras y se han quedado sin sustento básico, ni siquiera algún ingreso para los pasajes, una llamada telefónica, menos para garantizar el alimento, la salud y la educación de sus hijos.
La ofensiva de Yanacocha, el gobierno y la derecha apátrida es implacable. La madrugada del pasado 14 los guardianes de la laguna El Perol fueron objeto de una incursión armada que destrozó su precario campamento. Al día siguiente se movilizaron los pro mineros en Cajamarca, encabezados por el traidor Luis Guerrero, pretendiendo que la población apoya a Yanacocha. El dinero de la Minera ha corrompido a autoridades y comprado periodistas; a través del asistencialismo se pretende manipular a los campesinos, generar división y provocar enfrentamientos.
Asimismo, el proceso electoral del próximo año se ha convertido en un escenario de gran importancia de esta ofensiva, en el que la coalición pro minera pretende desplazar del gobierno regional y gobiernos locales a las autoridades consecuentes con la defensa medioambiental, y colocar sujetos dóciles y sometidos a sus planes. Es evidente que la campaña contra Gregorio Santos persigue este objetivo.
Pero la dignidad y la voluntad de los guardianes de las lagunas se mantienen inquebrantables. No se quejan, pero sí reclaman mayor apoyo, solidaridad efectiva, atención por parte de los partidos, autoridades y colectivos comprometidos con esta causa. No son suficientes las declaraciones; necesitan víveres, carpas, ropa, frazadas. Por supuesto también actos de masas más contundentes en todos los rincones del país, necesarios para hacer retroceder a los saqueadores de nuestros recursos y depredadores del medio ambiente.
El Perú parece no estar consciente cuánto les debe a esos humildes campesinos que están dispuestos a entregar su vida en defensa de las lagunas. En las alturas de Celendín y Bambamarca se libra una dura batalla por un nuevo modelo de desarrollo para el país, distinto al esquema primario exportador que solo alimenta a la insaciable voracidad de las transnacionales. Y lo mínimo que podemos hacer es terminar con la pasividad e indiferencia, sentir realmente esa lucha como nuestra, comprometernos activamente para alcanzar la victoria.
17.07.2013
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